La madre no produce una leche cualquiera, sino una formada por nutrientes, llena de proteínas, carbohidratos, lípidos, vitamina A, B, C, K y bacilos que impiden las infecciones. Estas características marcan la diferencia con las leches de fórmula, las que pueden causar gastritis.
El acto produce un equilibrio emocional y físico. Además, eleva las defensas del organismo, mejora el sueño y produce anticuerpos para ella y el bebé. Dar de lactar sí es un factor que retrasa la aparición de esta enfermedad. Cuando la madre da de lactar hay una hormona que permanece elevada: la prolactina, por el estímulo de la succión. Esto hace que el estrógeno y la progesterona (hormonas que tienen que ver con el cáncer de mama) permanezcan bajas por 1 a 3 años.
Además de los beneficios físicos y de salud, los especialistas concluyen en que la lactancia crea un vínculo único entre madre e hijo.
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