Estudios demuestran que las probabilidades de sufrir alguna enfermedad psiquiátrica aumentan en un 40% cuando los problemas para dormir se vuelven crónicos. A nivel fisiológico, se ha visto que la falta de sueño también repercute en la habilidad para procesar la glucosa, lo que puede provocar altos niveles de azúcar en la sangre y favorecer la diabetes o un aumento de peso.
Las personas que suelen dormir menos de 6 horas diarias, incrementan la posibilidad de desarrollar diabetes en un 50%.
• Mientras menos horas de sueño, mayores problemas metabólicos y riesgos de diabetes y oposición a la insulina.
¡Una persona adulta debe dormir ocho horas al día!
El sueño es más que un proceso fisiológico necesario para la consolidación de la memoria y la reparación celular. También es clave para el control del azúcar y los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
Según explica el neurólogo y director Internacional del Instituto Europeo del Sueño, Dr. Diego García-Borreguero, la diabetes está en íntima relación con los trastornos del sueño: los pacientes con diabetes tipo 2 tienen hasta un 45% de probabilidad de sufrir trastornos del sueño y quienes duermen menos de 6 horas diarias tienen un 50% más de probabilidades de presentar diabetes.
Es más, “en las personas jóvenes y previamente sanas, la restricción del sueño a 4 horas por día a lo largo de 6 días consecutivos es suficiente para reducir la curva de tolerancia a la glucosa y producir un estado hiperglucémico, es decir, tener una cantidad excesiva de glucosa en la sangre”, dice el especialista. Lo mismo ocurre con las personas que duermen más tiempo, pero con un sueño fragmentado (despiertan varias veces en la noche).
Desde el punto de vista científico, “Las personas que duermen poco tienen niveles más elevados de sustancias como TNF-alpha, Interleuquina-6, y proteína C – reactiva, todas estas sustancias aumentan la resistencia a la insulina. Al dormir se disminuye la secreción de leptina, esta hormona -también llamada como la hormona de la saciedad- favorece que las personas que duermen poco tengan propensión a la obesidad”, explica. En términos más simple, si una persona duerme poco, se incrementan los niveles de cortisol y de la hormona del crecimiento. Estas dos hormonas, se oponen a los efectos de la insulina por lo que hay más azúcar dando vuelta en el torrente sanguíneo.
La relación entre las horas de sueño es tan seria que afecta también a los pacientes que ya tienen diabetes.
“García-Borreguero advierte que las personas diabéticas que duermen poco, tienen un peor pronóstico de su enfermedad.”
“El sueño se compone de varias etapas: REM, y fases de sueño No-REM 1, 2, y 3. La fase 3, o sueño de ondas lentas, es considerada como la más reparadora y está directamente relacionada con cambios metabólicos y hormonales. En esta fase se regulan los niveles de insulina, ya que en este momento el cerebro utiliza menos glucosa, la glándula pituitaria segrega menos corticoesteroides, la actividad nerviosa y muscular es menos activa, por lo que los requerimientos energéticos disminuyen. Como resultado, el organismo necesita menos energía y el metabolismo de la glucosa disminuye. Lo contrario sucede durante las primeras fases del sueño (fases 1 y 2), y fase REM, en las que se produce mayor actividad nerviosa y requerimientos energéticos”, dice.
“Las personas que padecen Diabetes mellitus tipo 2 (DMT2) no tienen una buena calidad de sueño y sufren continuos despertares. La diabetes empeora el sueño, y a su vez, dormir poco o mal favorece la diabetes”, insiste.
Intentar una buena higiene de sueño, es clave para ayudar al páncreas a regular los niveles de insulina en la sangre.
El problema no termina ahí. Existen trastornos del sueño como la Apnea del sueño que predisponen a padecer diabetes, pero si la persona ya tiene diabetes, entonces la apnea la agrava. Además, la presencia de diabetes es un factor de riesgo para la llamada neuropatía diabética (una lesión de los nervios periféricos por efecto de la propia diabetes), pero también de Síndrome de Piernas Inquietas.
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